Los empleados ya no necesitarán acudir a su médico de cabecera para obtener un diagnóstico o una derivación, lo que elimina costos.

Dado que no hay visita médica, no hay posibilidad de que se soliciten exámenes de imágenes innecesarios, lo que elimina costos.

Dado que el empleado nunca entra en el ciclo de ser remitido de un proveedor a otro, no hay necesidad de visitas a especialistas innecesarias ni recomendaciones quirúrgicas injustificadas, lo que elimina costos.

Dado que el empleado puede manejar el dolor desde el principio, hay menos probabilidad de que evolucione hacia algo más grave que requiera cirugía en el futuro, ¡costo eliminado!